Baleares y los náufragos del Roma
Hace 75 años Baleares protagonizó una extraordinaria historia de solidaridad al acoger a 628 náufragos del acorazado Roma, hundido en plena Segunda Guerra Mundial. Murieron 1.393 marineros en la tragedia de este olvidado Titanic italiano.
Ocurrió el 9 de septiembre de 1943, horas después de que Italia cambiara de bando tras firmar el armisticio de Cassibile. Cuando navega hacia Argelia para entregarse a los aliados, el acorazado Roma es mandado a pique por los nazis con dos bombas radioguiadas.
Los barcos que acuden al rescate, acosados también por los alemanes, no saben qué hacer con los supervivientes. Finalmente optan por desembarcarlos en España, país neutral.
En medio del Puerto de Mahón se levanta esta clínica militar: el Hospital de la Isla del Rey. Amanece.
Sor Demetria Bragado, entonces novicia de las Hermanas de la Caridad, atiende a los cientos de heridos. Aún hoy, a sus 96 años, recuerda el penetrante olor a carne quemada que inunda el hospital. Todos los médicos de Mahón se movilizan para atender a los náufragos.
El mahonés Toni Pons tiene 7 años cuando su pequeña y blanca ciudad se ve desbordada por cientos de inesperados visitantes. Muchos marineros italianos pasan las horas muertas en el bar de su padre durante los meses que dura el internamiento en Menorca.
Valnea Tavolieri perdió a su padre en el hundimiento, pero acabó instalándose en la isla que tanta solidaridad mostró con sus compañeros. Mario Cappa, su esposo, se ha encargado de rescatar la historia y mostrarla en este pequeño museo sobre el acorazado Roma.
El museo se ubica en el mismo hospital que acogió a los heridos. El general retirado Luis Alejandre lidera el grupo de voluntarios que lleva rehabilitando este gran inmueble histórico desde 2004.
Aquí se custodian, por ejemplo, las fichas de ingreso de los náufragos, aquejados muchos de gravísimas quemaduras. Fue el caso de Marcello, padre de Roberta Vacca Torelli, que sobrevivió y consiguió volver curado a Italia al final de la guerra.
Otros tuvieron más suerte y salieron ilesos, como Italo. Su nieto, el genovés Andrea Amici, ha hecho una gran labor documental para preservar la memoria de los náufragos. El resultado es un ensayo que reconstruye la historia: Una tragedia italiana.
Una pequeña parte de los supervivientes del Roma (una treintena) fueron acogidos por la población de Sóller. En Mallorca también surgieron historias de amor a partir del desastre, como la de Catalina y Mario, padre de Bruno de Marchi.
En plena posguerra española, el alojamiento y manutención de los náufragos y tripulaciones de los buques de rescate supuso un enorme esfuerzo para la población. Una viuda de origen italiano, Fortuna Novella, se volcó en el cuidado de sus jóvenes compatriotas, que la apodaron Mamma Mahón.
Los huéspedes nunca olvidaron la solidaridad balear. Muchos seguirían visitando Mahón con frecuencia hasta su muerte. En el cementerio de la localidad, un mausoleo en mármol recuerda a los 26 marinos fallecidos durante su convalecencia (y a los 1.367 tragados por el mar).
Cada año se celebra un acto de homenaje, que pasa completamente desapercibido incluso en la propia Mahón. En Italia también se ha olvidado entre tantos episodios terribles ocurridos durante la guerra. El pecio del Roma fue localizado en 2012 a unas millas al norte de Cerdeña.
En este documental radiofónico grabado entre Mahón, Palma de Mallorca, Roma y Génova recogimos todos los detalles de la historia con voces de supervivientes, allegados y grandes expertos. La realización corrió a cargo de Migel Ángel Coleto.