El bosque vuelve a la ciudad
El Pequeño Cinturón de París es un antiguo trazado ferroviario concebido en el siglo XIX para unir sus principales estaciones, una vía doble que rodeaba la capital en paralelo a los bulevares exteriores que funcionó hasta los años ochenta.
Cuando se levantaron las vías en 1993 podían haber recalificado todo el suelo y punto. En su lugar se decidió mantener vallada una parte del terreno para convertirlo en un parque lineal. Un parque con sus peculiaridades.
Para empezar, aquí no se siembra nada: simplemente se ha permitido a la naturaleza reconquistar esta franja de terreno.
La asociación Espaces, dedicada a la inserción sociolaboral de colectivos vulnerables a través de la ecología, se encarga de su mantenimiento. Los jardineros controlan el desarrollo de este ecosistema entre los distritos 14 y 17: abren claros en la vegetación donde es preciso, favorecen el crecimiento de los nuevos árboles y la maleza que los rodea, controlan la propagación de especies invasoras y mantienen el sendero. Usan sólo medios mecánicos, en ningún caso herbicidas ni otros productos químicos.
Paseamos a la sombra de árboles jóvenes, rodeados de vegetación arbustiva sobre un sustrato natural formado sobre el balasto. Es una experiencia maravillosa: el bosque incrustado en la ciudad. Sobre nuestras cabezas y a ras de suelo, la fauna autóctona, sobre todo insectos y aves.
Es un sendero totalmente accesible (hasta prestan sillas todoterreno), muy agradable y desconocido incluso para la mayoría de los parisinos. Está claro que otra gestión urbanística es posible.
Más información: www.parisinfo.com